Real Orquesta Sinfónica de Sevilla
Publicado el 30/05/2016
CRÍTICA DE MÚSICA CINE
Los primeros veinticinco años
PABLO J. VAYÓN | ACTUALIZADO 30.05.2016 - 05:00
John Axelrod dirige el concierto con el que la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla celebró, ayer, los 25 años de la formación.
REAL ORQUESTA SINFÓNICA DE SEVILLA
Concierto extraordinario. Gala de XXV Aniversario. ROSS. Presentadora: Ana Hernández Sanchiz. Director: John Axelrod. Programa: Obras de Chaikovski, Rimski-Kórsakov, Verdi, Wagner y Beethoven. Lugar: Teatro de la Maestranza. Fecha: Domingo 29 de mayo. Aforo: Lleno.
Fue el 10 de enero de 1991 y en el Teatro Lope de Vega cuando la Sinfónica de Sevilla se presentó por primera vez al público. Era un tiempo de expectación en la ciudad. A lomos de la Exposición Universal muchos proyectos culturales fueron impulsados desde las instituciones. El tiempo se ha ido encargando de consolidar o rebajar expectativas, pero los dos puntales de aquella apuesta (Maestranza y ROSS) han pasado la prueba del cuarto de siglo en plenitud. Es la gran paradoja del momento actual (y me refiero ahora en exclusiva a la orquesta): las serias dificultades económicas del conjunto (hubo otras, pero quizás no tan agudas ni tan insidiosas) llegan en el que casi con seguridad sea su mejor momento artístico.
De la mano de un entregado y carismático John Axelrod, los profesores volvieron a demostrarlo en un concierto de clásicos muy populares, tanto como que fueron escogidos por votación de una lista cerrada de quince piezas que la orquesta presentó a abonados y espectadores en sus últimos conciertos de abono. El contenido del programa fue desgranándose durante la velada, que contó con una extraordinaria, impecable Ana Hernández Sanchiz como maestra de ceremonias, guía por una breve historia ilustrada de la orquesta y presentadora de las obras elegidas.
Encuadradas entre dos Quintas sinfonías (la de Chaikovski, de la que sonó su último movimiento; y la de Beethoven, que cerró con el primero) se escucharon también el primer movimiento de la Scheherezade de Rimski-Kórsakov, la obertura de La fuerza del destino de Verdi y el Preludio y muerte de amor de Tristán e Isolda de Wagner. Como propina, La gran puerta de Kiev de Los cuadros de una exposición de Mússorgski-Ravel sirvió como recuerdo del concierto inaugural.
En un programa fragmentario y de carácter festivo cabe resaltar la apasionada visión de Axelrod, que hizo brillar a la orquesta en todas sus secciones con un sonido magníficamente empastado, de honda densidad dramática, exaltado lirismo y notable profundidad. El público respondió entregado desde el primer minuto, cuando recibió al conjunto de pie con una larga ovación. La mejor ayuda la podrá ofrecer en cambio en breve: agotando los abonos y las entradas para los conciertos de la próxima temporada, que se presenta mañana.
al cine 30 años después
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